miércoles, 30 de julio de 2008

Hungría, el GP de los líos

El GP de Hungría, el mismo que durante años había sido considerado como uno de los más descafeinados e insulsos de la temporada, se ha convertido en las dos últimas campañas en fuente de noticias, escándalos, polémicas y movimientos clave que han determinado el futuro del resto de campeonato.

Superado ya más del ecuador de la competición, y con un Lewis Hamilton que lidera la clasificación con un ligero margen, la cita de este año puede no quedar exenta de polémica si la FIA encuentra alguna irregularidad en el motor que el británico utilizó en el pasado GP de Alemania, donde protagonizó una carrera simplemente espectacular. Los comisarios de la FIA han explicado que en realidad se trata de una revisión rutinaria, pero los antecedentes del circuito de Hungaroring han provocado cierta psicosis entre los equipos del Mundial, conscientes de que en Budapest no se pueden descartar sorpresas.

La leyenda entorno al trazado húngaro –una de las últimas herencias del comunismo– se empezó a forjar hace dos temporadas, en 2006, cuando el Mundial echaba chispas por el duelo entre Fernando Alonso y Michael Schumacher. Desde entonces, son varios los episodios dignos de recordar que ha acogido el circuito y, curiosamente, el asturiano ha sido el protagonista de muchos de ellos. De hecho, para bien o para mal, Hungaroring se ha convertido en un escenario decisivo en la carrera del asturiano. Especialmente cuando en 2003 consiguió la primera victoria como piloto de F1, prueba en la que incluso dobló al heptacampeón alemán.

Sin embargo, las historias que ha albergado Hungría no siempre han tenido tintes tan positivos. Hace dos años, Alonso fue sancionado por los comisarios, que consideraron peligrosa una maniobra de adelantamiento del español durante los entrenamientos del viernes.

Aquella controvertida decisión quedó finalmente contrarrestada por otra penalización sobre Michael Shumacher después de la calificación. Pero el gran premio de 2006 pasará a la historia por ser una de las carreras más locas de los últimos tiempos, en la que la inesperada irrupción de la lluvia en un circuito en el que nunca se había corrido sobre mojado permitió presenciar a un espectáculo con final feliz para otro español, Pedro de la Rosa, quien logró una merecida segunda posición por detrás de Jenson Button, que a su vez sumó la única victoria de su carrera.

Pero fue el año pasado cuando el paddock de Hungaroring vivió uno de los apartados más rocambolescos de la historia de la F1.

A pesar de que la canción de moda durante aquellos días era la sospecha de espionaje que recaía sobre McLaren, el tema en cuestión quedó en un absoluto segundo plano cuando, pasada la medianoche del sábado, la FIA decidió sancionar a Alonso, quien había logrado la ‘pole’, al considerar que había taponado intencionadamente a su entonces compañero de equipo Lewis Hamilton en el último repostaje de la Q3.

Si hasta entonces la relación entre el asturiano y McLaren se había ido deteriorando poco a poco, el GP de Hungría confirmó el divorcio total entre las dos partes. De hecho, la carrera húngara ha servido tradicionalmente para que muchos equipos acaben de decidir los nombres de sus pilotos para la temporada siguiente, por lo que en Budapest se acostumbran a realizar muchos movimientos y reuniones clandestinas de representantes, pilotos y directores de equipo.

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