jueves, 28 de abril de 2011

Fernandes va por el espíritu de Lotus

El nombre Lotus tiene mucha atracción en el mundo de la competición. Tal es así que, insólitamente, hay dos equipos de F1 que ostentan esa denominación. Por un lado el Team Lotus del malayo Tony Fernandes, por el otro el Lotus Renault formado por Lotus Cars y el grupo encabezado por el empresario luxemburgués Gerard Lopez. Pero la cosa no es tan sencilla, ya que cada uno asegura tener los derechos legales para usar el nombre de la escudería que creó el genial Colin Chapman.
Mientras el Tribunal Superior de Inglaterra define quién es el “dueño” de Lotus, Fernandes hizo una nueva jugada en su afán de ser considerado su verdadero propietario: compró al fabricante británico de automóviles deportivos Caterham Cars, que construye el mítico Lotus Seven creado por Chapman en 1957.
Según el comunicado de prensa emitido por el Team Lotus, a través de esta adquisición “el legendario fabricante de automóviles deportivos ligeros ampliará su perfil de marca y la familia de sus productos”. En esta nueva etapa, Caterham mantendrá a Ansar Ali como director gerente de la compañía.
Bajo la dirección de Ansar, el constructor británico salió de un letargo de varios años creando el R500 Superlight (reconocido como auto del año en 2008 por el programa Top Gear) y el prototipo de carreras SP/300.R.
"Caterham tiene un lugar único en el corazón del mundo del motor. Además de ser orgulloso y firmemente británico, tiene una reputación intachable dentro de la industria porque se mantuvo fiel al espíritu de Colin Chapman de ‘menos es más’. El ADN del Seven aún permanece en la oferta de productos de la compañía”, explicó Fernandes, dejando entrever sus planes…
El Lotus Seven fue construido por Lotus Cars entre 1957 y 1972. Fue diseñado íntegramente por Chapman y es considerado la personificación de la filosofía de Lotus de alcanzar el buen rendimiento a través de la ligereza y la simplicidad.
El modelo original fue muy exitoso -con más de 2.500 unidades vendidas- debido a que era un automóvil de calle que podía ser usado en competición. El Seven tiene un diseño sencillo, con un chasis tubular forrado en aluminio, lo que lo hace extremadamente liviano.
En 1973 Chapman vendió la licencia y el herramental del Seven de su fábrica Lotus al entonces concesionario de la marca Caterham Cars, quien continuó con su fabricación a partir de 1974.

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